viernes, 4 de abril de 2014

La estrategia de la "doble alternativa"

En el libro "¡Castigado!...", Mª Luisa Ferreros nos invita a probar nuevos métodos que, como sustitutivos al castigo, nos dan alternativas ingeniosas más efectivas a los padres y madres.

Entre ellos nos explica la estrategia de la "doble alternativa" que, brevemente, consiste en ser hábiles a la hora de dar alternativas a nuestros hijos/as cuando pretendemos conseguir que hagan algo. En lugar de darles a elegir entre hacerlo o no hacerlo, les daremos a elegir otras variables elegibles dentro del comportamiento deseado... Veamos algunos ejemplos del libro

Imaginemos una situación cotidiana: una pelea entre padre o madre e hijo para que éste se levante del sillón y se ponga a estudiar o a hacer los deberes. Normalmente, después de un tiempo prudencial en que el padre o la madre espera que sea el hijo el que decida levantarse y ponerse a estudiar, le empezamos a avisar: «Venga, ya es hora de que te pongas a estudiar.» Primero se lo decimos en tono cordial y, al rato,
empezamos a perder la paciencia. Sin embargo, la reacción del hijo o hija (a partir de 11 años en adelante) es de rebote: «¡Déjame! ¡Yo ya sé cuándo tengo que estudiar!», «¡No te metas en mi vida!», «¡Lo haré a mi manera!» y otras contestaciones similares.  Desgraciadamente, lo único que conseguimos es que el niño o niña no estudie y que reine la tensión en nuestro ambiente familiar.

Con la técnica de la ilusión de la doble alternativa, no vamos a entrar en disputas sobre si estudia o no, sino que se trata de que nos diga qué va a estudiar primero, si matemáticas o sociales, por ejemplo. En este caso, el padre o madre le plantean una elección libre a su hijo: «¿Por dónde quieres empezar?, ¿qué vas a estudiar primero, matemáticas o sociales?»

La ilusión de tener una alternativa se oculta, en este caso, bajo la palabra «primero», ya que la elección se centra no en si estudia o no, ya que tal opción ni siquiera se menciona, sino en cuál de los dos trabajos o deberes (que tenía que hacer de todas formas) prefiere hacer primero. De esta forma se consigue que el niño no se sienta presionado, sino valorado, porque le dejamos elegir libremente la mejor opción para él. Su respuesta siempre es positiva. Los padres pueden hacer una hábil aplicación de la ilusión de alternativas para superar muchas de las dificultades típicas y de las «luchas de poder» o pulsos que surgen con los hijos para ver si se salen con la suya. Podemos decir: «¿Prefieres desayunar y tomarte un solo vaso de leche, o tomarte dos vasos de leche a la hora de merendar? Tú decides.» Con esta elección se da por supuesto que la leche se la va a beber; lo que le dejamos decidir es si toma un vaso ahora o dos vasos después. 

Otro ejemplo: «¿A qué hora cerramos la luz, a las 8.30 h o a las 8.45 h?» Mediante esta doble alternativa se presupone que a esa hora (entre las 8.30 h y las 8.45 h máximo) ya estará en la cama para decidir cuándo le apagamos la luz. Este tipo de técnicas es más complicado de utilizar cuando el adolescente tiene más de 17 años. En este caso hay que ser más hábil ofreciendo alternativas, pero, si se hace bien, también funciona. Eso se debe a que la ilusión bloquea la función crítica y analítica del hemisferio cerebral izquierdo. Al ofrecerle nuevas perspectivas al niño o niña, se produce una reestructuración de su pensamiento gracias a la cual podemos hallar modernas soluciones a los problemas cotidianos que surgen en la convivencia.

¿Qué piensas sobre esta herramienta? 
¿La ponemos en práctica y ponemos en común lo que hemos hecho y los resultados? Recuerda!! hay que ser creativo ;)

Te animamos a que compartas aquí tu experiencia!! De ella, aprenderemos todos/as.

Gracias.

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