miércoles, 28 de mayo de 2014

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS: Habilidades y Estrategias

Los conflictos nos acompañan a lo largo de la vida, son parte de las relaciones humanas, afecta a todas las personas y está presente en todas las épocas y edades, y por tanto están presentes en la convivencia familiar. También son fuente de aprendizaje y aprender a manejarlos, resolverlos, conciliar, mediar y abordarlos, forma parte de todas relaciones sociales.

En todo conflicto, juegan un papel muy importante las emociones y la relación entre las partes puede salir fortalecida o deteriorada en función de cómo sea el proceso de resolución del mismo.

Hemos de tener presente que el conflicto es un rasgo inevitable de las relaciones sociales y por tanto de las relaciones familiares, pero no necesariamente negativo. El problema estriba en que todo conflicto puede adoptar un curso constructivo o destructivo y por lo tanto la cuestión no es tanto eliminar o prevenir el conflicto sino saber asumir dichas situaciones conflictivas y enfrentarse a ellas con los recursos suficientes para que todos los implicados en dichas situaciones salgan enriquecidos de ellas.

Partimos del principio de que el conflicto tiene, por lo tanto, muchas funciones y valores positivos. Evita los estancamientos, estimula el interés y la curiosidad, es la raíz del cambio personal y social, y ayuda a establecer las identidades tanto individuales como grupales. Así mismo en un plano más concreto, el conflicto ayuda a aprender nuevos y mejores modos de responder a los problemas, a construir relaciones mejores y más duraderas, a conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás. Una vez que el sujeto ha experimentado los beneficios de una resolución de conflictos positiva, aumenta la probabilidad de que alcance nuevas soluciones positivas en los conflictos futuros.

En las familias se identifica el conflicto con pensar u opinar diferente y se asocia a sentimientos muy íntimos: a tensiones, acusaciones, falta de disposición a escuchar, a comprometerse, falta de acuerdo. Para lograr una convivencia sana dentro del hogar es de vital importancia conocer estrategias creativas de resolución de conflicto y, antes que todo, saber identificar cuáles son las situaciones conflictivas.

Los conflictos familiares surgen comúnmente de asuntos como:
Diferencias en cuanto a intereses, necesidades y deseos de cada uno.
Diferencia de opinión de un proceso a seguir (cómo hacer las cosas).
Criterio a seguir para tomar una decisión. 
Criterio de repartición de algo (quién se lleva qué parte).
Diferencia de valores.

A veces, estos comportamientos ocurren de manera impulsiva, sin plena conciencia del impacto que producen en los niños. En otros casos, estas formas de relación han sido aprendidas por los padres de sus propios padres, y para muchos son una forma válida de educar o no saben hacerlo de otro modo. En este sentido, aprender a escuchar al otro y tomar conciencia sobre las propias maneras de solucionar conflictos (muchas veces mal aprendidas) es el primer paso para la creación de alternativas pacíficas de vivir la diversidad del hogar.

Para poder resolver conflictos de manera pacífica se requiere seguir algunos pasos importantes, y asumir ciertas actitudes básicas:
Valorar el diálogo como instrumento de resolución del conflicto.
Ser capaz de escuchar y contener al otro en su visión del problema.
Generar confianza, confiar en el otro y en los compromisos que se adquieran.
Cooperar para que se llegue a acuerdo.

Teniendo estas actitudes como base, se puede trabajar la resolución de conflictos por etapas:
1. Reconocer la existencia de una tensión (ver el problema o conflicto).
2. Dialogar entre las partes en conflicto para definir exactamente cuál es el problema. Este diálogo implica necesariamente que cada parte es capaz de escuchar, sin atacar, los argumentos del otro.
3. Proponer soluciones alternativas en que cada parte ceda un poco, pero también gane un poco. Esta etapa es muy importante y hay que darle un buen tiempo, ya que una buena solución no siempre es la primera que surge.
4. Lograr un acuerdo concreto y visible con un compromiso de cumplimiento de ambas partes.

¿Qué habilidades son necesarias en la comunicación familiar y por tanto, para la gestión pacífica de los conflictos? 

La escucha activa. La escucha activa es una habilidad que desarrolla la capacidad de empatía hacia los demás, esto significa que aprendemos a ponernos en el lugar del otro cuando habla, y no solo oír lo que nos dice sino, y lo más importante, imaginar como se siente y los motivos o necesidades que le inducen a decir lo que dice.
La empatía es el esfuerzo que realizamos para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado. Cuando calzamos los zapatos de los demás y andamos juntos un rato estamos siendo empáticos. Gandhi nos lo recordaba cuando decía: "las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo se acabarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista". 
Los padres son los que cubren las necesidades afectivas de los hijos y los que les enseñan, no solo a expresar los propios sentimientos, sino también, a descubrir y comprender los de los demás.
La asertividad: Ser asertivo significa confiar en uno mismo, en nuestras opiniones, nuestros derechos, deseos, relaciones, etc. Es lo que definimos como la autoafirmación personal: responsabilizarse uno mismo de sus sentimientos, emociones, pensamientos, opiniones, derechos, y darlos a conocer a los demás. También significa aceptar que los demás también tienen exactamente el mismo derecho a autoafirmarse.

Todas estas habilidades pueden aprenderse, no desesperes si no forman parte de tu registro!!




lunes, 5 de mayo de 2014

Economía de fichas o Calendario de recompensas

La Economía de Fichas es una técnica de modificación de conducta, utilizada frecuentemente con niños para promover y reforzar las emisiones de determinadas conductas socialmente deseables, seleccionadas y operacionalmente definidas al iniciar el programa. Generalmente se trata de conductas que el niño no realizaría espontáneamente, al menos no tan frecuentemente como esperan quienes lo educan o desean modificar su conducta.

Vamos a ver los pasos que hemos de dar para hacerlo bien!!

Definir bien la conducta que queremos cambiar
  • Hay que elegir bien la conducta que queremos cambiar. Tiene que ser algo que el niño pueda modificar (por ejem, por su desarrollo evolutivo)
  • El mensaje para definirla ha de ser  claro y objetivo: No vale “mantener el cuarto ordenado” ni “ser bueno”. Los niños entienden los mensajes claros y concisos como “recoger los juguetes después de usarlos” o “acudir cuando te llame”.
  • Que no sea demasiado ambicioso: Si sabemos que nuestro hijo es muy inquieto, no podemos pedirle que permanezca toda la comida sentado, pero sí darle una pegatina por aguantar cinco minutos sin levantarse y después ir aumentando los tiempos.
  • Que la conducta a cambiar esté formulada en positivo. Por ejemplo, “quedarme en mi cuarto si me despierto por la noche” en vez de “no despertar a papá y mamá”

Podemos utilizar tres tipos de tabla sencilla y atractiva

1.- Tabla sencilla de cinco casillas: En una cartulina, dibujamos una tabla con una sola fila (el comportamiento a cambiar) y columnas con los días de la semana (de lunes a viernes). Para hacerla más atractiva, en vez de hacer filas y columnas podemos dibujarla en plan recorrido (como el juego de la oca).
2.- Tabla con tres conductas: En realidad solo queremos cambiar una, pero utilizamos las otras dos para reforzar al peque. Por ejemplo, si ya sabe quitarse la ropa solo y pedir ir al baño pero no le gusta lavarse los dientes después de comer, incluiremos las tres conductas en forma de filas. Al conseguir premios y aprobación por las conductas que no le cuestan, será más fácil cambiar aquella con la que tiene más dificultades.
3.- Tabla para situaciones especiales: Es la que usa la mamá de Daniela cuando la lleva al súper, porque sabe que la niña es muy traviesa. En cualquier papel que encuentra por el bolso hace una tabla sencilla y le dice que si la rellena entera luego irán a comer un helado. Cada vez que Daniela ayuda a mamá a colocar las cosas en el carro, acude a la primera llamada o devuelve a la estantería las cosas que ha cogido por su cuenta, recibe una pegatina.

Colocar la tabla en un lugar bien visible

Por ejemplo, podemos ponerla en la pared de la cocina o en el salón y, si nos “curramos” el diseño, los niños estarán más motivados. ¿Cómo? Pues colocándola en la nevera con imanes llamativos en vez de pegatinas, haciendo dibujos con su personaje favorito... Además, es mucho mejor si en la tabla se usan imágenes (pegatinas de caritas sonrientes, fotos…) en vez de palabras. Por ejemplo, si lo que queremos es que pida ir al baño, podemos poner un dibujo de un inodoro o una foto del peque sentado en su orinal.


Como en todo juego, hay que respetar las reglas
  • La gratificación debe ser lo más inmediata posible: muchos papás optan por llevar pegatinas encima para dárselas en el momento.
  • Hay que mantener el compromiso: no funciona si un día le damos pegatina y otro se nos olvida o no le damos el premio que le habíamos prometido.
  • Solo caritas sonrientes: estamos trabajando el refuerzo positivo y se tiene que plantear como algo divertido, como un juego. Por lo tanto, solo se obtienen puntos cuando se consigue la conducta buscada, no le pondremos “puntos negativos” cuando no la haga ni le quitaremos pegatinas cuando se porte mal por otra cosa.

Algunas claves importantes y trucos para los papás y mamás:
  • Recuerda!! Papá y mamá son un equipo. Las normas han de ser definidas y aceptadas entre todos y si hay algún cambio, comunicación!!  Los dos debéis estar de acuerdo.
  • Para enseñar a los niños que las normas nos afectan a todos, niños y adultos, podéis dejar un hueco en el calendario de recompensas para vosotros. Aprovecha esa conducta tuya que te gustaría modificar (dar voces, correr y meter prisas...) para que ellos te lo recuerden y te quiten estrellas cuando lo hagas... será divertido para ellos y pedagógico para tí ;)
  • Puedes utilizar el calendario de recompensas para uno o más niños, no tienes que tener uno para cada hijo. Cada uno de ellos tendrá sus conductas a modificar, sus estrellas y sus recompensas.
  • Puedes utilizarlo en diferentes edades, pues ellos evolucionan y la tabla con ellos. Cada vez serán unas conductas diferentes las que querrás modificar y las recompensas también se adaptarán a sus edades.

Ánimo!!





Si quieres hacer tu propio calendario de recompensas, aquí tienes algunas ideas:

http://www.conmishijos.com/galerias/cuadros-de-incentivos-para-ninos-para-imprimir/

Referencias:
http://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion-y-desarrollo/la-tabla-de-puntos-pegatinas-que-educan.html